Envenena mis lágrimas
con miedo
provoca que mis huesos
se colapsen
por la noche, sus
fantasmas me invaden.
El ímpetu se fija
inexplicado
—infame suerte de
marchitas luces—
no confío en la sombra de las gentes...
No espero en mi carencia
lo que deseo;
él, despedaza mi voz por
completo;
aumenta en los pasillos
el tormento.
Me minimiza, hipnotiza,
lo veo.
El escenario es casa de
mi temor:
Ante él, incrementa
este temblor.
Brenda Castillo