Oscilarás
Golpearás los
muebles con tu cuerpo. Creerás que oscilar es normal. Saludarás a tu madre sin
mirarla a los ojos. Ella te hablará. Tú responderás. Habrá diálogo entre su
ausencia. Saldrás de tu casa. Tarde. Tomarás el autobús. Hallarás un lugar
desocupado. Sentirás presión. Es tarde. Alivio. Podrás leer. Subirá una mujer
con el vientre mórbido. En él una niña le pateará el hígado. Nadie le cederá el
asiento. Todos se harán los imbéciles. Te levantarás. Ella te mostrará una
sonrisa. Retendrá vómito en su boca porque estará mareada. Se sentará. Te aferrarás
al tubo horizontal que vislumbra una posible seguridad. Oscilarás. Guardarás tu
libro en el bolso. Serás la única de pie. Las bestias te observarán. Te minimizarán
con sus podridas miradas. Mirarás el rostro de la mujer preñada. Notarás que su
piel cambia de color. Te acomodarás el fleco que resbala sobre tu frente. Tendrás
ambas manos libres. Un auto se estrellará en el autobús. Todo tu cuerpo caerá
sobre la mujer. Gritarán espantosamente. Tu bolsa saldrá por la puerta. Te
golpearás la frente y tu hombro se dislocará. Entrarás en chock. Te desmayarás.
Abrirás los ojos en medio de la calle Arboleda. Habrá gente a tu alrededor y paramédicos
salvando a los más graves. Intentarás levantarte para buscar a la mujer
embarazada. Gritarás de miedo. Angustia. Dolor. Tu blusa blanca estará manchada
de sangre y de vómito ajeno. Tu jefe te despedirá por impuntual. Tu madre se
quitará la vida dos semanas después del accidente. Envejecerás lejos. Recordarás
aquel día todos los días. Un hombre de civil te dirá que todo saldrá bien. Te dolerá
el hombro. Seguirás gritando. El hombre te dirá que es estudiante de medicina. Se
quitará el saco y te cubrirá el cuerpo. Te acomodará el hombro. Será el dolor
físico más fuerte que sientas. Llegará otra patrulla. Te subirán en una
camilla. El paramédico te preguntará cómo te llamas. Estarás aturdida. El hombre
de civil te sostendrá la mano. Lo odiarás por el dolor que te causará. Te
sedarán para que dejes de gritar.
Desconocerás qué pasa. Se
nublará tu memoria.
Abrirás los
ojos. Preguntarás por la mujer. La enfermera te dirá que murió pero que la bebé
estará bien. Todo te dará vueltas. Sentirás asco de estar dentro de una burbuja
llena de gente enferma. No dirás nada.
Sanarás pronto. Te
sentirás incapaz de volver a subir a un autobús. Vivirás con la imagen de la
mujer muerta. De la hija huérfana. De las bestias egoístas que no cedieron su
cárcel.
Recibirás una nota. Dirá asesina.
Volverás a nacer.
Brenda Castillo