Olivier Valsecchi |
Seguimos
enclaustrados en la mente
somos
los maculados huéspedes
de
la alteración de la conciencia
nos
quedamos
no
no
en el corazón
—eso es absurdo—
somos
pioneros de la dopamina
y no de los
latidos
que
evocan una vida agonizante
nos
quedamos
ahí
en
ese sitio
en
ese baúl
ajeno a la
certeza
repelente
a la realidad
nos
quedamos habitando
el uno del otro
dentro
en
el inconsciente
donde mora lo posible
lo
intangible para el sujeto
la
casa del silencio
estridente
sí
ahí
estaremos
por
varios
varios años
arrimados
a los trastornos
a lo que se siente y vive flotando
ahí
ahí
anidaremos
siempre
desconociendo
irremediablemente
el olvido.
Brenda Castillo