junio 05, 2023

Montachoques

 


Vengar lo justo, decir sí: a ti.

Dar carácter a las lágrimas de tu madre

desquitar a las demás.

Creer que juegan contigo cuando son el juego mismo.

Hay golpes

triunfos

pérdidas.


No sé para qué todo esto

salió de sí.

Dar carácter y dar justicia

después el dolor.

 

Acá hay ganancias cuando el reparo se prolonga.

 

No sé qué sigue.

Besos de adiós

disculpas.

Tras la justicia

el dolor.

Justicia propia.

Vengar a

las demás,

vengar a las que vienen,

vengar la deuda histórica.

 

Nada,

esto tiene sentido. 

mayo 18, 2023

Hielos

 

Entonces perdonar y seguir. Olvidar la pesadumbre de lo dicho: seguir. Quedarse: seguir. Entonces dejar que las heridas no surjan, que no pase nada; si no se nombran no existen. Entonces callar: seguir. Entonces nada: seguir.

Recuerdo cuando la voluntad no era líquida, cuando algo tan sólido corría por el cuerpo y se sentía como algo vivo, como otra piel que sobreprotege algo. Recuerdo cuando sentir algo era motivo de esperanza. Si hay que seguir, ahora, es bajo condiciones adversas a lo pensado, a la filosofía inicial. Ahora, todo polvo, todo corre; polvos para todos.

Entonces seguir, ¿para qué detenerse? Entonces arrastrar, ¿para qué soltar? Entonces la manipulación, los trastornos, el sexo, la venganza.

Seguir: perderse. Ignorar la filosofía inicial, formular nuevas premisas; experimentar. Entonces cargarle el Todo a la Nada. Atarse a la menor provocación y liberarse cuando el lazo esté casi tenso.

Y la conciencia que no deja, pero el cuerpo actúa. Y las ganas que estorban, y el vapor que se añeja. ¿Para qué detenerse así? ¿Para qué de las manos que no dejan de buscar en otros cuerpos el perdón de su incomprensión?

 

Cuestionar en voz alta. Sentir sin entorpecer. Actuar con todos los ojos presentes. Seguir.

 

Lo dijo Werther, lo recuerda mi entraña: […] pues en medio de tantísimos quebrantos, todavía me queda espíritu para el intento”.


enero 31, 2023

Volví porque estoy rota

 

Quise construir un hogar porque de pequeña no tuve uno. Quise ser la mejor versión de todas las personas que me formaron porque ellas siempre quisieron más. Quise ser aceptada por mis padres teniendo lo que ellos no tuvieron: una casa sólida. Quise ser aceptada por mi madre forzándome a estar con una persona que era la-correcta-para-mí. Me siento como un caracol sin casa; me siento un gusano. Tengo donde pasar la noche, pero no tengo donde envejecer. Quise el sueño de mi hermana mayor: huir; pero yo sigo viva. Quise una familia basta porque la mía siempre fue incompleta. Ambicioné mal. Mi carencia me falló. Me siento como un caracol, aunque yo ya no viajo con ningún hogar.


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