junio 07, 2015

Narratario:





Te escribo porque (no) me conoces y porque tal vez me entiendas. Te escribo porque ya no tengo ánimos de escribirme. Te escribo porque me lees y eso me basta.
Hace poco te anuncié que sonreía para demostrar que me duele, que sufro. Quisiera decirte que es mentira y que intenté hacer una contrariedad del ímpetu que implica sonreír. Pero no es cierto, dije, esta vez, la verdad. Y me agobia declarar irresponsablemente que finjo, que algo muy grave sostiene esta médula espinal. Sé que me recomendarás el alcohol. Yo prefiero arrimarme al desasosiego de otras personas que al igual que yo están hartas de su dolencia. Pero luego me cohíbo porque recuerdo que a veces me siento f e l i z. Estoy cansada. Me pregunto si tú también lo estás. Llevamos tiempo reconociendo el error: La Vida. ¿Y qué hacemos al respecto? Buscar opciones. Ya no me puedo pudrir como antes porque… porque no sé. Sonrío, pero no pienses que es por cosas buenas sino ten en mente que nada ni nadie saciará este desapego a la neutralidad.

Tú sabes qué hacer conmigo. Termíname.





Brenda Castillo

Creación antisocial:

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