enero 31, 2016

Para leer con una copa de cianuro



El año pasado pregunté en Twitter que qué les gustaría que les recomendara. Las opciones fueron: libros, películas, alcohol o las tres opciones, y sí, ganó esta última; así que esto me llevó a la reflexión. Y hoy, un domingo cualquiera (tengo mucha tarea pero también tengo ganas de recomendar), les recomendaré seis maravillosos cuentos que tienen que leer si realmente son poetas malditos (o sólo si les gusta leer). Esta lista está basada en mi peculiar y taciturno tacto, espero os guste.



6.- “Rubén” de Luis Britto. 
         Si es texto breve, con oraciones cortas: es seguro que me gustará. “Rubén” es un cuento fronterizo, cíclico y estremecedor. Te sentirás él, sabrás por lo que pasa. Ahora eres Rubén. Busca a Britto: persíguelo.

5.- “Manos” de Sherwood Anderson. 
          Este cuento lo leí la semana pasada y es fascinante, de verdad. A pesar de ser corto, su análisis literario es imprescindible. Sherwood es considerado el padre de la narrativa breve, y sí. Y mucho.

4.- “El ahogado más hermoso del mundo” de Gabriel García Márquez. 
            Éste es uno de esos relatos que lees en el pasado y lo recuerdas con una sonrisa en el presente. En lo personal me encantan los cuentos de García Márquez porque tienen esa poesía que habita en tu memoria. Para siempre.

3.- “Colinas como elefantes blancos” de Ernest Hemingway. 
      Para aquellos que desconocen la narratología, posiblemente este cuento sea sólo bueno, pero para los otros, estas personas que más o menos conocemos sobre el tema, sabremos que el diálogo, la focalización, los símbolos; hacen de este cuento un cuento impetuoso, entrañable, desgarrador, triste. Para mí, evidentemente, primordial.

2.- “Las manos que crecen” de Julio Cortázar. 
          Es necesario reproducir la ominosidad de esta historia, cuando lo leí pensé, en serio, que algún día me pasaría lo mismo, ¿por qué? Porque Cortázar es cátedra, es magia, es. No sólo hay que leerlo superficialmente, hay que profundizar en éste y en todos sus cuentos. Satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero.

1.- “¡Adiós, Cordera!” de Leopoldo Alas. 
           Si se trata de llanto, éste. Cuando lo leí me caí de tristeza, pero el relato no se debe leer sólo para cercenarnos por dentro, ya que está perfectamente escrito y… bueno, sí es para cercenarse por dentro. Recomiendo pañuelos, una copita de cianuro y hasta la próxima.



Brenda Castillo
(@Ladurie_)

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